domingo, 18 de noviembre de 2007

VIRUS GLOBALIZADO:LA INTOLERANCIA

Lean la siguiente nota de prensa:

"Una mujer británica ha visto como las autoridades neozelandesas prohibían su entrada al país por ser demasiado obesa.
Rowan Trezise, de 33 años de edad, quería empezar una nueva vida en aguas del Pacífico de la mano de su marido, cuando la Policía prohibió su entrada en el país, tal y como publica el diario inglés,
Daily Mail .
Las autoridades alegaron que su sobrepeso suponía una carga potencial para el sistema de asistencia médica.
Rowan volvió a Inglaterra mientras que su marido consiguió perder peso para conseguir el visado."


Claro sentirán lo mismo que yo (espero), esa sensación de injusticia y sorpresa, pero la razón de mi interés no es confirmar ese sentimiento de incomodidad ante la noticia, eso es esperable; mi verdadero interés es despertar algún tipo de reflexión y sobre todo de ACCIÓN INDIVIDUAL, ante la irrefutable contaminación con el virus de la INTOLERANCIA, además un SÍNDROME CON MÚLTIPLES VARIANTES: por obesidad, preferencia sexual, color, raza, procedencia de origen, color de cabello, defecto o incapacidad física o psíquica, tendencia política, preferencia deportiva y podría seguir con una larga y copiosa lista de los "mas buscados". Y lo que es aún peor con múltiples consecuencias, todas dolorosas.

Pero no valen los enunciados, solo encontraremos el antídoto con ACCIONES TRADUCIDAS EN COMPORTAMIENTOS INDIVIDUALES.

En otras palabras, para mi no valen los discursos elaborados representación de valores ético o morales que no se asocian con comportamientos observables, cada uno de nosostros debe hacerse una profunda evaluación diaria y comenzar a PRACTICAR LA TOLERANCIA, creo que solo el modelaje puede modificar los comportamientos colectivos, el otro camino solo lo asocio con la ira, indignación y rabia que produce este virus cuando nos toca de cerca, porque de no tratarse de nosostros ni siquiera despierta demasiado interés.

Seamos conscientes de la cantidad de veces al día en las que nuestro pensamiento y acción llevan a la intolerancia, a lo mejor con un poco de interés logremos pequeños avances hacia el antídoto del mal.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Guarda silencio para no parecer tonto, no sea que hables y a nadie le quede la menor duda…..

Muchos reyes y filósofos que a lo largo de la historia se preguntaron y reflexionaron sobre cuál sería, entre las miles de lenguas habladas, el idioma más natural del hombre. Es decir, aquel que lejos del aprendizaje del padre, de la madre o del entorno social
Se han descrito muchas experiencias en las que se ha buscado descifrar y dar contestación a este enigma. Unas proceden de la fantasía. Otras, más documentadas, de experimentos realizados con niños. Otras, más definitivas, las obtenidas en seres humanos que han vivido aislados completamente durante los primeros años de su existencia. Se cuenta que un faraón de Egipto, Psammetichus, y varios reyes entre ellos Jaime IV de Escocia, aislaron a niños recién nacidos para comprobar después con qué idioma se expresaban. El objetivo era descubrir el idioma más genuinamente humano y por tanto el más cercano a Dios. Pero quizás la historia más documentada es aquella del emperador mogol Akbar Khan, a principios del siglo XVI, que mandó aislar varios niños recién nacidos al cuidado de personas sordomudas y con la prohibición absoluta de que nadie tuviese ningún contacto verbal con ellos. Cuando los niños crecieron los mandó llamar a su presencia. El emperador, según describió un jesuita en su Historia General del Imperio Mogol en el año 1708, se rodeó previamente de gentes conocedoras de todas las lenguas para entre todas poder descifrar el lenguaje de los niños. Y fue entonces cuando el emperador descubrió que los niños no hablaban nada. Eran mudos. El idioma genuino del hombre, si alguno, era claramente el silencio.
Hoy hay recogidas documentalmente historias de niños completamente aislados por sus padres o perdidos en la selva cuando no debían tener más de un año de edad. Cuando algunos de estos niños fueron encontrados con edades de entre 4 y 6 años, no hablaban absolutamente nada. Se expresaban con contracciones extrañas de los músculos de la cara, raras vocalizaciones y gesticulaciones explosivas de los brazos. El caso de Johan recogido por unas monjas en un orfelinato de Burundi es ilustrativo. Se perdió por lo visto en plena guerra entre watusi y hudu en los alrededores del lago Tanganika, a principios de los 70. Años después, fue recogido por unos pastores que lo descubrieron viviendo en una colonia de chimpancés. El niño era mudo y andaba apoyado de brazos y piernas. A pesar de un intenso aprendizaje durante años, no logró aprender a hablar.
Y es que el lenguaje, el habla, no es algo con lo que se nace. Ciertamente, se nace con la potencialidad de hablar, es decir, se nace con un cerebro que alberga los circuitos neurales para el lenguaje, pero esos circuitos nunca van a funcionar a menos que se registre en ellos el habla de nuestros semejantes. Sólo el aprendizaje logra convertir en hecho aquello que existe en potencia

Cuanto me gustaría que muchos aprendiéramos el lenguaje originario del SILENCIO, estoy convencida de que practicado con frecuencia sería infinitamente productivo y, como escuché hace poco: Guarda silencio para no parecer tonto, no sea que hables y a nadie le quede la menor duda…..

jueves, 8 de noviembre de 2007

La realidad la construimos nosotros...la actualidad de Merton

Mi compañero académico Victor Maldonado publicó hoy el artículo que transcribo abajo en el diario El Mundo, lo suscribo totalmente y sólo me gustaría agregar que Robert Merton a quien aprendimos a admirar a través de nuestro maestro Antonio Cova, tiene hoy mas vigencia y comprensión que nunca...les invito a reflexionar sobre ello!


"El abstencionismo y la profecía autocumplida El teorema de Thomas postula lo siguiente: “si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”. Esta tesis, popularizada por el sociólogo Robert K. Merton, y que se encuentra explicada al detalle en el capítulo XIII de su libro Teoría y Estructura Sociales, es a juicio de su divulgador más conspicuo “un incesante recordatorio de que los hombres responden no solo a los rasgos objetivos de la situación, sino también y a veces primordialmente, al sentido que la situación tiene para ellos”. Dicho de otra forma, las definiciones públicas de una situación, llegan a ser parte integrante de la situación, y en consecuencia afectan a los acontecimientos posteriores. A mi juicio, el teorema de Thomas se aplica notablemente al discurso que soporta el abstencionismo de los venezolanos, lamentablemente redivivo a escasos días del referéndum programado para procesar la propuesta de reforma constitucional promovida por el presidente Chávez. El argumento es el que sigue: El gobierno tiene todo el control institucional y tecnológico para garantizarse una victoria holgada. El gobierno tiene montada la trampa y ejerce con desparpajo el ventajismo. Por lo tanto, no vale la pena ir a votar. Mejor es abstenerse, porque de paso, una baja tasa de participación pone en entredicho la legitimidad del régimen. Planteada de esa forma la situación, la gente se abstiene de participar, y con ello lo único que se logra es garantizar una victoria holgada del gobierno, que cuando ocurre, decimos que es el resultado de todo el control institucional y tecnológico que tiene el gobierno para garantizarse una victoria holgada. En suma, los abstencionistas garantizan la victoria del gobierno, y por lo tanto son la causa y la consecuencia de su propia profecía. Al respecto dice Merton “el profeta citará el curso real de los acontecimientos como prueba de que tenía razón desde el principio”. Pero lo que realmente ocurre es que partiendo de una definición falsa de la situación, la conducta que se deriva de esa tesis errada, convierte en verdadero el concepto originalmente falso. Y aquí está el meollo del problema crónico que enfrentan los venezolanos cada vez que tienen que enfrentar una elección: Que a pesar de la profecía, no es cierto que el gobierno pueda garantizarse nada a partir del control institucional y tecnológico que posee. Que muy a pesar del carácter infalible que ellos le atribuyen al presidente, ni siquiera a él le resulta fácil voltear una elección abrumadoramente adversa, aun haciendo trampa. Y por lo tanto, como la profecía no es cierta, entonces sí vale la pena acudir a votar, porque solamente bajo la presión del voto contrario, el gobierno se verá obligado a implementar la red de complicidades para cometer fraude que supuestamente tiene preparado, y solamente en esa circunstancia se podrá comenzar a invalidar la fachada democrática del régimen. Las victorias del gobierno han sido en parte el resultado de la insistencia en el error de una profecía que produce abstención e indiferencia ciudadana. Esa profecía ha generado una apatía insólita en los nuevos votantes, que marchan pero no se inscriben en el registro electoral, y por lo tanto quedan inhabilitados para las batallas electorales. Y hasta que no reconozcamos que no hemos ganado una, y que en parte somos nosotros los culpables, seguiremos comiendo el polvo de la derrota, la frustración y el desencanto. El corolario es claro y preciso: Hay que salir del error, o por lo menos hay que darle la oportunidad al voto a que exprese la verdadera fuerza de la sociedad democrática. Votar es el primer deber de la resistencia contra el socialismo totalitario del siglo XXI."